En Oporto podemos visitar numerosas iglesias, repartidas por cada rincón de la ciudad. Pero una de ellas llama la atención sobre todas las demás, no solo por su situación y su historia sino también por su peculiar interior, no exento de polémica pero sorprendente sin duda.
La Iglesia de San Francisco se encuentra junto al Palacio de la Bolsa, de hecho llegaron a formar parte del mismo convento franciscano que se construyó en Oporto en el siglo XIV en estilos románico y gótico aunque también cuenta con elementos barrocos, como su portada.
Y además se encuentra al lado del Barrio de Ribeira por lo que su visita es obligada si te encuentras en Oporto.
Visitar la Iglesia de San Francisco de Oporto
El exterior de la Iglesia de San Francisco quizás no te llame demasiado la atención, más allá de su tamaño y de la bonita escalinata que hay desde la acera hasta su curiosa portada barroca que da acceso a su interior. Y es que es ahí, en su interior, donde podemos admirar todo su encanto.
Dentro solo verás un color, el dorado. Y es que sus techos y paredes se encuentran recubiertos de 300kg de polvo de oro que dan a esta iglesia un aire tan ostentoso que incluso estuvo cerrada siglos atrás para no incomodar a la población de Oporto que sufría los rigores de las crisis económicas y el hambre de la época. Hoy en día, sigue recubierta de oro y la polémica sigue viva.

Otro de los lugares de la Iglesia de San Francisco que no debes dejar de visitar son sus Catacumbas, situadas bajo la iglesia y donde se encuentran enterrados numerosos monjes franciscanos así como miembros de diferentes familias nobles de la historia de la ciudad. Pero lo que más sorprende de las catacumbas de la Iglesia de San Francisco es el osario del suelo con miles de huesos humanos que se pueden admirar tras una cristalera. Sobrecogedor. Los restos datan de antes de 1866 cuando fueron prohibidos los enterramientos en este lugar por salud pública.