A muy pocos pasos de la Catedral de San Esteban de Viena y en pleno corazón de la maravillosa ciudad imperial de Centroeuropa, encontramos la Iglesia de San Pedro, sin duda la mejor iglesia barroca que podemos encontrar por la zona.
Para su construcción, dicen que se inspiraron en la Basílica de San Pedro del Vaticano aunque a simple vista no tiene nada que ver.
La fachada de la iglesia asoma imponente entre los edificios de alrededor al final de una estrecha calle que te invita a ir hasta ella.
Qué ver en la Iglesia de San Pedro de Viena
La Iglesia de San Pedro se construyó en el mismo lugar donde estaba la primera iglesia cristiana de Viena, que data de aproximadamente el año 800.
Esta primera iglesia fue destruida y sustituida por otra románica, que a su vez desapareció para dar lugar a esta joya barroca de principios del siglo XVIII.
De su fachada, muy estrecha acorde a la calle donde se encuentra, destacan sus dos torres laterales y la cúpula verde que podemos ver desde lejos.

El interior de la Iglesia de San Pedro está repleto de estatuas y mucha decoración dorada cuyas formas hacen que nuestra vista se pierda pero que a su vez otorga un espectáculo único para nuestros sentidos.
Hay que destacar el púlpito, este sí que lo consideramos excesivamente recargado, el altar mayor, los frescos de la cúpula y las diferentes estatuas que se erigen, entre ellas una de San Juan de Nepomuceno, el que fuera arrojado al río desde el Puente de Carlos, en Praga.
Puedes encontrar más información en la página oficial de la Iglesia de San Pedro.