Si te preguntas qué ver en El Cairo en dos o tres días, prepárate para una ciudad que no se deja resumir en una lista de monumentos. Para nosotros, visitar El Cairo fue mucho más que cruzar el desierto hasta las pirámides. Fue caminar entre siglos de historia, perderse en callejones llenos de bazares y descubrir rincones que conectan pasado y presente.
El Cairo no es una ciudad para mirar desde lejos. Hay que perderse por sus calles, dejarse llevar por el bullicio de los coches que no frenan, el aroma del pan recién hecho en cada esquina y las voces que te invitan a entrar en un bazar. Aquí la historia no está en los museos, sino haciéndose sentir a cada paso.
Nuestro recorrido no fue el típico de “qué ver en El Cairo” que aparece en cualquier guía sobre Egipto. Preferimos hacer un viaje en el tiempo, casi cronológico: empezamos en Saqqara y Menfis, donde nació la idea misma de las pirámides, pasamos por Giza y el Museo Egipcio, caminamos después entre mezquitas medievales y murallas, y terminamos en el tranquilo barrio copto y a orillas del Nilo moderno.
Qué ver en El Cairo en 2 o 3 días
Nosotros pasamos 3 días en El Cairo. Aquí te mostramos el recorrido que nosotros hicimos y el que recomendamos para todo visitante a la ciudad. Si solo tienes 2 días, haz solo los dos primeros. O el primero y el tercero. Pero desde luego, el primero de los 3 días en El Cairo es imprescindible.
Día 1. Saqqara, Menfis y Giza. el corazón faraónico de El Cairo
Memphis y Sakkara (también se escriben así)
Empezamos nuestra aventura preguntándonos de nuevo qué ver en El Cairo si solo tenemos un día para sumergirnos en su historia más antigua. La primera parada fue Saqqara, a media hora de la ciudad. Aquí no está la pirámide clásica de Giza, sino la Pirámide Escalonada de Zoser, construida hace más de 4.600 años por el arquitecto Imhotep. Fue la primera pirámide de la historia, y visitar Saqqara nos permitió comprender cómo los antiguos egipcios pasaron de las simples tumbas rectangulares a construcciones monumentales pensadas para la eternidad.
Las paredes de las mastabas muestran escenas de la vida cotidiana, ofrendas y rituales funerarios, y nos dieron una idea de cómo el faraón era visto como un dios viviente cuya muerte requería un paso seguro hacia el más allá. Consejo práctico: llegar temprano evita el calor y las multitudes, y permite admirar los relieves sin prisas.

Jugando al despiste
Algunas mastabas tenían falsos pozos y pasadizos secretos, un ingenioso sistema de protección contra saqueadores. Estos pozos parecían conducir a la cámara funeraria, pero en realidad eran trampas o callejones sin salida, pensados para despistar a quienes intentaran robar los tesoros del faraón
A continuación nos dirigimos a Menfis, la capital del Reino Antiguo, fundada alrededor del 3.100 a.C. por el faraón Menes. Aunque hoy solo quedan ruinas y el coloso de Ramsés II, Menfis era en su época un centro político y religioso vital, con templos dedicados a Ptah, dios de los artesanos y creador del mundo según la mitología egipcia. Caminar por Menfis fue como tocar el pasado con las manos: aquí se sentaron las bases de la administración, la religión y la arquitectura que luego florecería en las pirámides de Giza.
Todo lo que puedes conocer allí puedes verlo en nuestro artículo dedicado a Menfis y Saqqara.
Las Pirámides de Giza y la Esfinge
Y, por supuesto, ninguna jornada dedicada a visitar El Cairo estaría completa sin acercarse a las pirámides de Giza y la Esfinge, construidas durante la IV dinastía (entre 2.580 y 2.560 a.C.). La Gran Pirámide de Keops fue el edificio más alto del mundo durante más de 3.800 años, y todavía hoy impresiona por la precisión de su construcción y la magnitud de su presencia.
La Esfinge, con cuerpo de león y rostro humano, probablemente del faraón Kefrén, actúa como guardián de la necrópolis y simboliza el poder y la sabiduría del faraón. Puedes leer el recorrido completo en nuestro artículo dedicado a las Pirámides de Giza y la Esfinge.

Después de esta visita nos dirigimos al Museo Egipcio. Mucha gente hace en primer lugar esta visita pero nosotros recomendamos hacerla después de haber visitado las pirámides, ya que lo entenderás mucho mejor.
El Museo Egipcio
Nada más entrar al Museo Egipcio parece que el tiempo se detiene. No es solo un lugar lleno de estatuas y sarcófagos sino un viaje por milenios de historia que nos ayuda a entender lo que habíamos visto en las pirámides y en Saqqara. Recorrimos sus salas admirando los tesoros de Tutankamón, desde su célebre máscara de oro hasta los objetos cotidianos que llevaba consigo al más allá. Cada vitrina nos permitió conectar los monumentos al aire libre con la persona que vivió, gobernó y soñó hace más de cuatro mil años.
Curiosidades del museo
La máscara de Tutankamón pesa aproximadamente 11 kg y está hecha de oro macizo, simbolizando la eternidad del faraón. Algunas momias reales muestran signos de intervenciones quirúrgicas o lesiones, revelando cómo cuidaban a sus élites incluso en vida.
Uno de los momentos que más nos impactó fue estar frente a las momias reales. Ver cómo los antiguos egipcios preservaban a sus faraones y a las élites nos recordó que todo en este país estaba pensado para la eternidad: desde las tumbas hasta los templos. Además, el museo ofrece contexto histórico sobre cada pieza y para nosotros, visitar el Museo Egipcio fue un complemento imprescindible para conocer El Cairo y entender la historia que late detrás de cada piedra de la ciudad.
Terminaba así un primer día en El Cairo que nos dejó con ganas de continuar conociendo la ciudad que ha sido escenario de mil historias a lo largo de los siglos.
Día 2. Ciudadela, mezquitas y el corazón islámico de El Cairo
La Ciudadela de Saladino
Al despertarnos para nuestro segundo día, nos preguntamos nuevamente qué hacer en El Cairo si queríamos adentrarnos en su época medieval y comprender cómo se convirtió en la metrópoli islámica que conocemos hoy. Nuestra primera parada fue la Ciudadela de Saladino, construida en el siglo XII para proteger la ciudad de las invasiones cruzadas. Pasear por sus murallas no solo ofrece vistas panorámicas impresionantes de El Cairo, sino que también permite imaginar la estrategia militar y el poder político de los sultanes que gobernaron aquí durante siglos.

Dentro de la Ciudadela, la Mezquita de Muhammad Alí, también llamada mezquita de Alabastro, nos sorprendió por su elegancia y por la sensación de paz que contrasta con el bullicio de la ciudad. Construida en el siglo XIX por el gobernante Muhammad Alí, representa un intento de modernizar Egipto siguiendo modelos arquitectónicos de Estambul, y es un ejemplo de cómo la historia de El Cairo no se detiene en los faraones. Subir al minarete ofrece unas vistas inolvidables del área de Giza y de la ciudad vieja.
Las calles islámicas de El Cairo
Después, nos perdimos entre las callejuelas del barrio islámico, recorriendo la histórica calle Al-Muizz. Aquí se concentran mezquitas, madrasas y palacios que abarcan desde los fatimíes hasta los mamelucos. Caminar por este laberinto de historia viva es uno de los mejores modos de conocer El Cairo, porque cada puerta, cada cúpula y cada patio nos habla de un pasado donde la religión, la política y el comercio se entrelazaban.

Y, por supuesto, no podía faltar una parada en el famoso zoco de Khan el-Khalili, donde el olor a especias y café se mezcla con los gritos de los comerciantes que regatean con maestría. En este bazar aprendimos que visitar El Cairo también significa sumergirse en la vida cotidiana de sus habitantes, experimentar el bullicio y dejarse sorprender por rincones inesperados. Lo mejor es ir por la tarde, cuando el sol baja y el ambiente se llena de luces y colores que hacen del paseo una experiencia inolvidable.
Generaciones de comerciantes
Algunos comerciantes descienden de familias que llevan vendiendo aquí durante más de 500 años, y muchas de las técnicas de regateo y tallado de metales se transmiten de generación en generación
Conocer El Cairo es entender cómo la ciudad ha evolucionado a lo largo de mil años de capital islámica a metrópoli moderna, pasando por sultanes, comerciantes y peregrinos. Este segundo día nos dejó con la sensación de que cada rincón de la ciudad cuenta una historia que sigue viva.
Día 3. Paseo por el Barrio copto y la modernidad a orillas del Nilo
Nuestro último día en El Cairo decidimos dedicarlo a conocer el lado cristiano y moderno de la ciudad, completando así nuestra idea de qué ver en El Cairo sin quedarnos solo en lo turístico más evidente.
El Barrio Copto
Empezamos en el barrio copto, donde cada iglesia y callejón parece susurrar historias de siglos. Visitamos la Iglesia Colgante y la de San Sergio, donde la tradición señala que la Sagrada Familia se refugió aquí durante su huida a Egipto. También nos detuvimos en la Sinagoga Ben Ezra, testigo silencioso de la presencia judía en la ciudad desde la Edad Media.

Recorrer el Barrio Copto nos permitió conocer El Cairo desde una perspectiva diferente, no solo pirámides o mezquitas, sino la convivencia de culturas y religiones que ha definido la ciudad durante milenios.
Zamalek, otro lugar que visitar en El Cairo
Después, paseamos por Zamalek, la isla verde en medio del Nilo, con sus calles arboladas, cafés y tiendas modernas. Aquí se siente la cara contemporánea de la ciudad con un contraste con el bullicio del centro histórico y los bazares. Tomarse un café a orillas del río mientras se contempla la vida cotidiana de los cairota es una manera de cerrar el recorrido reflexionando sobre todo lo que habíamos visto.
¿Qué es Zamalek?
Zamalek es una isla artificial que se convirtió en zona de villas y palacios de la élite cairota en el siglo XIX. Durante el día es tranquila y arbolada, pero por la noche sus cafés y terrazas ofrecen una vista distinta del Nilo y de la ciudad histórica, perfecta para fotos y relax.
Para terminar, cruzamos algunos puentes del Nilo y caminamos por sus orillas al atardecer. Observando los barcos y el reflejo del sol en el agua. Entre el pasado faraónico, el esplendor islámico y la modernidad de Zamalek, la ciudad nos había contado su historia completa, dejándonos la sensación de haberla vivido de verdad.
Tres días para conocer El Cairo de verdad
Tras terminar nuestro recorrido de tres días, podemos decir que conocer El Cairo es dejarse llevar por la historia que palpita en cada calle, en cada piedra y en cada mirada de sus habitantes. Cada paso nos contó un fragmento de la ciudad, y juntos formaron una narrativa única.
Si tu objetivo es visitar El Cairo sin perderse en la inmensidad de la ciudad, estos tres días combinan lo imprescindible con experiencias auténticas, historia viva, cultura local y rincones menos conocidos, todo conectado de manera que el viaje fluya sin prisas ni agobios.
Consejos prácticos finales
- Moverse por la ciudad: usar un chófer privado para recorridos largos, combinar taxi o Uber para distancias cortas y, si te atreves, probar el metro para sentir la vida local.
- Evitar las multitudes: llegar temprano a pirámides, Saqqara y bazares. Las horas de la mañana y última hora de la tarde son ideales para fotos y tranquilidad.
- Clima y vestimenta: ropa ligera y cómoda para el día, algo más cubierto para mezquitas y lugares religiosos. Sombrero o gorra, agua y protector solar son imprescindibles.
- Regateo: disfruta del ambiente de los zocos, pero mantén la calma y negocia siempre con una sonrisa; la cortesía abre más puertas que la insistencia.
- Horarios de visita: muchas atracciones, sobre todo pirámides, museos y mezquitas, abren temprano y cierran al mediodía o por la tarde. Planificar la visita según la luz y la afluencia mejora la experiencia y las fotos.
- Efectivo y cambio de moneda: muchos lugares históricos aceptan solo efectivo en libras egipcias; conviene llevar billetes pequeños y monedas para propinas o compras en bazares.
- Seguridad: caminar por calles históricas y bazares está bien, pero siempre es recomendable mantener pertenencias cerca y usar mochilas o bolsos cerrados.
Al final, recorrer El Cairo en 2 o 3 días no significa verlo todo, sino sentirlo y entenderlo. Cada calle, cada monumento y cada barrio cuentan su historia, y al vivirlo así, uno se lleva mucho más que foto.
Se lleva el recuerdo de una ciudad que parece respirar historia en cada esquina.


