En las orillas del Tajo, a seis kilómetros del centro de Lisboa, se levanta un monumento consagrado a la famosa Era de los Descubrimientos, en el siglo XVI, que hizo célebres a muchos exploradores portugueses y declarado Patrimonio de la Humanidad: la Torre de Belém.
Este es sin duda uno de los principales monumentos que encontraremos en el Barrio de Belem junto al Monasterio de los Jerónimos y al Monumentos a los Descubrimientos.
Y es posiblemente uno de los mejores lugares que ver en Lisboa y uno de sus símbolos.
Breve historia de la Torre de Belem
Esta famosa torre se construyó como fortaleza para guardar la entrada al puerto por el río Tajo e incluso dentro del mismo edificio podremos ver hoy día los cañones.
Con el tiempo, este edificio defensivo se llegó a utilizar como centro recaudador de impuesto y también incluso como prisión.
El arquitecto Francisco de Arruda fue el encargado de edificar la Torre de Belem bajo el reinado de Manuel I.
En el estilo del edificio podemos ver que el arquitecto tuvo influencias de cuando viajó a Marruecos, ya que en la decoración se ve claramente la influencia árabe que se puede observar en los arcos y las cúpulas de la torre.
Qué ver en el interior de la Torre de Belem

La torre tiene cinco pisos, de inferior piso a superior nos encontraremos la Sala del Gobernador, la Sala de los Reyes y la Sala de Audiencias.
En el cuarto piso veremos una capilla y en el quinto podremos ver la terraza de la torre.
En la planta baja seremos testigos de dieciséis ventanas con los cañones defensivos y también se podrán visitar los fosos y los huecos por donde eran arrojados los prisioneros.
Se podrá subir a la parte superior del monumento gracias a una sencilla escalera de caracol. El interior es austero, pero encontraremos esculturas de San Vicente, el patrón de Lisboa. Pero en su sencillez radica la historia de tantos siglos que pesan en los muros de la torre y del baluarte.
Cómo es el exterior de la Torre de Belem
La principal belleza de la Torre de Belem radica, no sólo en los cinco siglos que guardan una historia dentro de sus paredes, sino también en la estética externa de la torre.
Esculpida en piedra, con galerías y las torres de vigilancia que defienden el río.
Las almenas tienen forma de escudos y algunos elementos naturalistas que aluden a las nuevas colonias de Portugal en la época de los viajes marítimos.
Como curiosidad hay una gárgola de rinoceronte en la fachada oeste. Tenemos que tener en cuenta que el primer rinoceronte en pisar Portugal data de 1513. También, antes de entrar al edificio podemos ver una maqueta de la misma torre.
Puedes encontrar más información en la página oficial de la Torre de Belem.