La Plaza de Toros de Valencia es una de las más importantes de España.
Declarada como Bien de Interés Cultural y Patrimonio histórico de España, representa una parte de la historia del país y es mucho más que una plaza de toros, es un gran monumentos.
En la plaza podemos ver una clara influencia en el anfiteatro Flavio, el Coliseo romano. Podemos decir que su estilo es neoclásico y sigue un estilo neomudéjar, estilo artístico y arquitectónico que surgió en la península ibérica a finales del siglo XIX.
Visitar la Plaza de Toros de Valencia
La plaza de toros se sitúa cerca de una de las puertas de muralla más importante de la ciudad, la de Ruzafa. En la época de su construcción la plaza quedaba completamente en las afueras de Valencia pero hoy es el mismísmo centro.
En el edificio podemos ver el uso generalizado del ladrillo y la madera.
Tiene 52 metros de diámetro en el centro (que finalmente fueron reducidos), 108 metros de diámetro exterior y una capacidad para casi 13.000 personas aunque llegó a tener para 17.000.
Con estas grandes dimensiones, pese a su reducción, en una de las plazas más grandes e imponentes de toda España. La plaza se inauguró en 1859.
Un servicio que ofrece la plaza y que es completamente recomendable, es el Museo Taurino en el que podremos ser testigos de la evolución y de la historia del toreo desde el siglo XVIII hasta el siglo XXI. El museo fue fundado en 1929 cuando, gracias a donaciones, se enviaron un buen número de materiales y objetos sobre la tauromaquia.
Historia de la Plaza de Toros de Valencia

Llegó un momento en el siglo XVIII que había demasiada gente que intentaba ver las corridas de toros y las pequeñas plazas que montaban no eran suficiente para albergar tanta gente que quería disfrutar del espectáculo.
También hay que señalar que había problemas de orden público ya que los ladrones aprovechaban las fiestas para entrar a robar.
Por ello decidieron hacer una plaza fija para las corridas de toros. La construcción de la primera plaza fue antes de la Guerra de la Independencia pero fue derruida para que las tropas francesas no la ocupasen y formasen un cuartel. Cuando pasó la guerra, se volvió a pensar en la construcción de una gran plaza de toros.
La primera plaza que se pensó construir era colosal con más de 462 metros de diámetro y con una capacidad para 20.000 personas. Sin embargo, el ambicioso proyecto se difuminó rápidamente ya que seguían teniendo numerosos problemas de seguridad y falta de presupuesto. Finalmente, la Plaza de Toros como la conocemos hoy en día, llegó en 1859.